La bendición de hacer lo que amas
Nadie atrae tanto el éxito como la persona que hace lo que le gusta. Cuando una persona hace lo que ama, le brillan los ojos, su vida es afortunada, plena, llena de energía y de alegría; la persona que se dedica a realizar un trabajo que le gusta se siente contenta, satisfecha y entusiasmada. Si no fuera así, sería una terrible pérdida de tiempo haciendo algo que NO nos place, pues la vida se pasaría entre frustración, desilusión y descontento.
Navegando en Internet me encontré con una frase que me hizo click inmediatamente: ¨El amor es el toque secreto para convertir un trabajo en un estilo de vida¨. Así es amigos, la fórmula perfecta y que no falla nunca es el AMOR para TODO, el amor hace que el trabajo fluya, que se convierta en la mayor distracción y en fuente de alegría. No se puede concebir a un profesional exitoso y próspero sin felicidad y amor en su corazón.
Los grandes avances, descubrimientos, obras, progresos y adelantos de la historia tienen como base el amor: amor al trabajo, amor a la tecnología, amor al arte, amor al desarrollo. No me puedo imaginar un Beethoven sin su amor a la música, un Einstein sin su amor a la ciencia, un Michael Jordan sin su amor al deporte; todos estos personajes trascendieron por amar su labor, su trabajo, su profesión, ellos se conectaron con su esencia y siempre realizaron aquello para lo que nacieron y he ahí el secreto de trascender.
Las últimas investigaciones señalan que, en el mundo occidental, el 50 por ciento de las personas hace un trabajo que no le corresponde. Hace unos días hice una encuesta y me llamó la atención que el 60 por ciento de los encuestados cambiaría su trabajo de inmediato de tener la oportunidad de hacerlo y un porcentaje similar sentía que vivía con el sentimiento de esclavitud laboral, cifras que nos dejan una importante reflexión de la sociedad que tenemos.
Es por eso que quiero compartir mi experiencia pues tengo la bendición de hacer lo que amo cada día y eso se dio desde el primer instante que escuché a mi corazón y dejé de realizar actividades con las que no me sentía realizada. Mis papás son artesanos y siempre los vi relajados, tranquilos y felices porque amaban lo que hacían, admiro la entrega de mi mamá cuando realiza cualquier tarea por pequeña o grande que sea, (yo siempre le digo que ella es la abnegación personificada) me enseñó con su ejemplo el valor de la ética, de hacer las cosas con dedicación, sin esperar reconocimiento, porque el mejor reconocimiento que uno puede sentir es tener la satisfacción de saber que las cosas se hicieron muy bien, con excelencia. Por su parte mi papá me enseñó que nacimos para ser felices, recuerdo que nos decía ante cualquier frustración: ¨No gastes energía en eso, haz lo que te gusta… Olvídate del resto.¨
Créanme, la alegría que existe en hacer lo que uno ama es incalculable. Para lograr aquello, es indispensable amarse a uno mismo, autoconocimiento para descubrir, conectar y hacer aquello para lo cual nacimos; además el respeto y la disciplina son principios básicos para que nuestra labor sea en excelencia; es cierto que pueden existir momentos de cal y arena, sin embargo el saber salir avante nos hace más grandes que nuestras circunstancias.
Para finalizar algo primordial sin lugar a dudas y aquí destaco, es la importancia de la formación constante, de la cual soy una ferviente partidaria, porque si realmente uno está haciendo lo que le gusta, lo que ama, lo que le apasiona: es fundamental prepararse, capacitarse, ser autodidacta y así no caer en el letargo; tener como premisa actualizar constantemente los conocimientos, porque para lo que uno haya sido creado, para nuestro propósito de vida nos va a servir muchísimo el habernos preparado. La tenacidad es una herramienta muy valiosa que nos ayuda a crecer ante las circunstancias. Yo estoy plenamente convencida de lo que dijo Confucio: ¨Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar un día de tu vida.¨
